Que Tarragona tiene un importante pasado romano es algo innegable. Pero… ¿y si dijéramos que cada año esta ciudad es invadida por hordas romanas y que en ella tienen lugar luchas dignas de la película «Gladiator«? Probablemente nos tomarían por locos. Sin embargo esto es lo que ocurre anualmente gracias a la celebración del festival Tarraco Viva. Este acontecimiento se ha convertido en un gran referente a nivel europeo en lo que a reconstrucción y divulgación histórica romana se refiere.
El festival en si, nace el año 1999, cuando esta pequeña urbe de poco más de 100.000 habitantes, presentó su candidatura a la UNESCO para ser Patrimonio de la Humanidad. La intención era clara, dar a conocer al mundo el magnífico patrimonio histórico que supone el conjunto romano de Tarraco y a su vez, divulgar el conocimiento de lo que fue en su día un gran imperio.
Así pues los amantes de la historia están de suerte ya que del 5 al 25 de mayo se pueden conocer los entresijos y las vicisitudes de la vida en la antigua Roma: el funcionamiento de las ciudades, el día a día de las familias romanas, la gastronomía, la muerte e incluso ver una lucha entre gladiadores y participar en ella. Esto último se ha convertido en los últimos años en una de las actividades estrella del festival. No es para menos, pues son pocas las ocasiones en las que se puede visitar un anfiteatro en un estado de conservación más que notable y además sentirse ciudadano romano decidiendo la suerte del gladiador de turno.
Sin embargo, la atracción estrella de esta decimosexta edición del festival ha sido la recreación del Ara Pacis Augustae. Este año los organizadores del festival han tirado la casa por la ventana y han logrado levantar una réplica a escala natural de este monumento de manera que cualquiera que visite Tarragona estos días puede contemplar su grandeza como si estuviera en la antigua Roma. Se trata de un monumento que se erigió en Roma en honor de la paz que Augusto consiguió imponer en el Imperio romano después de años de guerras. El Ara Pacis se erigió para recordar a las generaciones posteriores la importancia de la paz para el progreso cultural y económico.
Para que os hagáis una idea, he aquí una pequeña muestra:
El Grand Tour 